lunes, 17 de junio de 2013

Adquiriendo identididad informacion, confirmacion y aceptacion identidad temporal e identidad eterna

¿COMO SE ADQUIERE LA IDENTIDAD?



    En el capitulo anterior meditamos en la importancia de conocer la respuesta a las preguntas:  ¿Quién soy?  ¿Cuál es  la razón de mí existir? y  ¿Cuál es mi destino final? Por medio de la Biblia vimos que solo hay dos fuentes de información: la humanista, que pretende encontrar el origen del hombre en el hombre mismo, y la Biblia, que presenta la historia del hombre y señala su origen en Dios, quedando en la voluntad de cada persona a que fuente creer y  eso decidirá la razón de su existir y su destino eterno, por lo cual, no hay excusa si se decide seguir en incertidumbre.  Pasemos ahora a considerar cual es la mayor causa por la cual una persona tiene y existe, con una identidad errónea e insegura. 

¿CONFIRMACIÓN Y ACEPTACIÓN TEMPORAL E IDENTIDAD ETERNA?

Tal y como menciona el texto de la carta encíclica “Deus caritas est”, los cristianos estamos llamados a vivir una vocación al amor. Amar pues el gran proyecto de la vida, nuestro mayor negocio, la vocación más sublime. Y para nosotros cristianos, el amor como camino, verdad y vida, no es una idea vaga o un proyecto filantrópico, tiene un rostro muy concreto, es una persona: Jesucristo.

Ser como Cristo se convierte en nuestro programa de vida. En él encontramos el modelo de hombre perfecto, del amor realizado en la entrega y en la donación sincera de sí mismo a los demás. Y amar es cumplir sus mandamientos (cf. Jn 14,21-24¸ Jn 2, 3-6); recorrer siempre el camino concreto que, en muchas ocasiones se hace estrecho y cuesta arriba por el peso de la cruz (cf. Lc 13, 24; Mc 8, 31-38).

Y la vida como vocación, como llamada, no se reduce sólo, a aquella primera llamada por la que fuimos creados y destinados a ser como Cristo. Dios continúa llamándonos todos los días, en cada momento va explicitando las exigencias de esa llamada original que resuena como un eco en nuestro corazón. Cada gracia, cada evento o circunstancia que Él permite en nuestra vida es una posibilidad de encuentro personal con Cristo, una nueva llamada a corresponder con generosidad a su amor.

Como consecuencia de nuestro ser cristiano, gozamos de un verdadero banquete de bendiciones: el don del bautismo por el cual podemos llamar a Dios padre y en consecuencia también somos llamados a ser hijos de nuestra madre la Iglesia, entramos a formar parte de la gran familia de Dios y herederos del cielo; los sacramentos de la confirmación, la eucaristía y de la reconciliación; el alimento de la palabra de Dios en la Sagrada Escritura, la liturgia, la comunión de los santos; la ayuda de los sacerdotes; las enseñanzas y el ejemplo del Papa, etc.

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