¿COMO SE ADQUIERE LA IDENTIDAD? |
¿CONFIRMACIÓN Y ACEPTACIÓN TEMPORAL E IDENTIDAD ETERNA?
Ser como Cristo se convierte en nuestro programa de vida. En él encontramos el modelo de hombre perfecto, del amor realizado en la entrega y en la donación sincera de sí mismo a los demás. Y amar es cumplir sus mandamientos (cf. Jn 14,21-24¸ Jn 2, 3-6); recorrer siempre el camino concreto que, en muchas ocasiones se hace estrecho y cuesta arriba por el peso de la cruz (cf. Lc 13, 24; Mc 8, 31-38). Y la vida como vocación, como llamada, no se reduce sólo, a aquella primera llamada por la que fuimos creados y destinados a ser como Cristo. Dios continúa llamándonos todos los días, en cada momento va explicitando las exigencias de esa llamada original que resuena como un eco en nuestro corazón. Cada gracia, cada evento o circunstancia que Él permite en nuestra vida es una posibilidad de encuentro personal con Cristo, una nueva llamada a corresponder con generosidad a su amor. Como consecuencia de nuestro ser cristiano, gozamos de un verdadero banquete de bendiciones: el don del bautismo por el cual podemos llamar a Dios padre y en consecuencia también somos llamados a ser hijos de nuestra madre la Iglesia, entramos a formar parte de la gran familia de Dios y herederos del cielo; los sacramentos de la confirmación, la eucaristía y de la reconciliación; el alimento de la palabra de Dios en la Sagrada Escritura, la liturgia, la comunión de los santos; la ayuda de los sacerdotes; las enseñanzas y el ejemplo del Papa, etc. |
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